MI CORAZÓN LLORA

Otra noche sola, tan sola, que al cerrar lentamente la puerta de mi morada, me hallo solo con la compañía de la serena oscuridad y el frío del silencio. Es ella la que me hace despertar todos aquellos maravillosos recuerdos de momentos imposibles de olvidar. Te echo de menos y ni te imaginas lo que eso me hace llorar. ¡Como añoro aquellos días donde reinaba nuestra complicidad!

         Quisiera traer a mi mente aquella noche, que al amanecer, con mi llegada te usurpé un trocito de ti. Mi mano siempre cogida de la tuya donde no había batalla ni luchador que venciera nuestra unión. Nos prometimos cruzar caminos y desiertos, juntos de la mano y sin darnos cuenta el tiempo ha vencido aquello que creamos casi perfecto.

Abro la ventana para que las horas sin ti huyan raudas y veloces hacia el olvido, pero nunca se acaban. No hay odio, no hay rencor, no hay olvido solo el recuerdo del camino. Mis ojos miran sin mirar, imaginan sin cesar momentos de una nueva felicidad junto a ti. Pero se albergan en mi esperanza donde el conserje es la soledad, nada más. Al regresar a la realidad cierro la ventana aprisa, muy aprisa, no quiero que se escapen como el tiempo de mi soledad.

         

Miro a mi lado y no estás. Tengo celos de mi pensamiento. Mi vestido rojo es idéntico al tuyo, no hay ni más manga ni más espalda, usamos la misma talla. Nada te pido, solo te ruego que no me eches a tu olvido. Yo también te necesito. Releo lo escrito, cierro mis ojos, ¿cómo evito que mis lágrimas mojen mi rostro?, no lo consigo.

Otra noche sola, tan sola, pero tan bonita como tú.