Como puedo recordarte si ya vives en mi olvido, y si
te digo que hoy me acordé de cuando
éramos cómplices de un pasado, es porque en un rincón escondido de un cajón
encontré un sueño prometido que jamás cumplimos. No hay nostalgia ni dolor por
ese sentimiento perdido, solo desaliento de no haber construido esa amistad
contigo. Tú no lo has querido, tú me pediste que te olvidara y así lo he
cumplido. Me dolió tu despido, pero hoy ya es olvido.
El pasar el tiempo me dice que tal vez tú has sido
el que más ha perdido. Yo encontré la suerte de haber partido y que como si
fuese aquella primera hoja de otoño, que recoges con mimo y guardas para
recordar que empieza el olvido, hoy la encontré, seca y partida, como la
amistad prometida.
Los días pasan para dar la llegada a una nueva
primavera, siempre exuberante y desconcertante, germinando con fuerza nuevos
caminos y en el hallé aquello que una vez soñé contigo. Hoy te doy las gracias
por haber destruido aquello que imaginé, gracias a ti soy inmensamente feliz. En
mi cada día hallo una nueva hoja con la que compartir esa amistad que te
ofrecí. Tengo parque en mi jardín, mis lágrimas siempre serán como las de
Chabela Vargas, no tardé nueve días y
quinientas noches en olvidarte como canta Joaquín Sabina, mi “Lucía” sigue
siendo mi hija, Cristina, y no me han abandonado las musas. Todo un concierto
para dedicarte, inolvidable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario